El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) se caracteriza por una preocupación excesiva y una ansiedad exagerada sin ningún motivo aparente. Todos nos preocupamos por los problemas de dinero, salud o situaciones familiares o de pareja. Sin embargo, las personas este trastorno se preocupan extremadamente por éstas y muchas otras cosas más. El simple hecho de sobrellevar las pequeñas situaciones de la vida diaria causa a las personas con TAG una ansiedad inaguantable, y piensan que todo les va a salir mal. Es muy habitual que las preocupaciones ocupen gran parte de los pensamientos de estas personas, afectando gravemente sus actividades diarias.
¿Qué es el trastorno de ansiedad generalizada?
En general no hay diferencias en el contenido de las preocupaciones de las personas normales y de las personas con TAG. La diferencia estriba en la frecuencia, duración e intensidad, así como en la incapacidad de controlar las preocupaciones que sufren estas personas. Estas preocupaciones suelen ser acontecimientos altamente improbables, o que si ocurren son mucho más manejables de lo que temen. El foco de la ansiedad y preocupación no se limita a lo que es propio de otros trastornos de ansiedad, como, por ejemplo, la posibilidad de sentirse nervioso en público (fobia social), ganar peso (anorexia nerviosa), sufrir contaminación (trastorno obsesivo-compulsivo), o tener una enfermedad grave (trastorno de aniedad por la enfermedad).
Como síntomas físicos, lo más habitual de las personas con TAG es que se quejen de tensión muscular, inquietud, nerviosismo y cansancio. También es habitual que padezcan dificultades para dormir y para concentrarse.
¿Por qué se produce este trastorno?
Al igual que en otros trastornos, interviene una vulnerabilidad biológica junto a otra psicológica. Es posible que haya una hipersensibilidad neurobiológica al estrés genéticamente determinada. En cuanto a la vulnerabilidad psicológica, puede haber una percepción basada en experiencias evolutivas tempranas de que los eventos negativos o amenazantes son impredecibles y/o incontrolables. Ante la ocurrencia de eventos problemáticos, las personas con TAG responden con preocupación y ansiedad al sentirse incapaces de afrontarlos. La sensación de falta de apoyo social y desamparo también es característica de estas personas.
Esta vulnerabilidad ha podido surgir a partir de la experiencia de eventos traumáticos o muy estresantes sufridos en la infancia. Hablamos de enfermedades, muertes cercanas, agresiones físicas o sexuales, conflictos familiares, etc. También ciertos estilos educativos, que favorecen un apego inseguro a sus seres queridos, pueden provocar esta vulnerabilidad psicológica.
Las personas con TAG presentan a menudo perfeccionismo, dependencia y falta de asertividad. Estas características pueden haber sido favorecidas por haber sido educadas por padres sobreprotectores, muy exigentes y ansiosos. En consecuencia, las personas vulnerables presentan falta de habilidades para manejar diversas situaciones problemáticas o dificultades para aplicar dichas habilidades.
¿Por qué se mantiene el TAG?
Las personas con trastorno de ansiedad generalizada aprenden a estar hipervigilantes para descubrir posibles amenazas. También tienden a interpretar la información ambigua como amenazante (un ruido en el piso de abajo por la noche significa un ladrón en casa, o que un hijo que se retrasa ha tenido un accidente…) y a exagerar la posible amenaza que implican determinadas situaciones. Esta forma de interpretar los acontecimientos, paradójicamente, les hace sentir que controlan las situaciones al estar preparados para lo peor. Están convencidos de que preocuparse les ayuda a descubrir medios de evitar lo que se teme. Sin embargo, más que descubrir estos medios, lo que se teme no ocurre debido a que es muy improbable.
Otro motivo por el que se mantiene este trastorno es que las preocupaciones ayudan a no pensar en otras cosas más perturbadoras emocionalmente. Por ejemplo, enfermedades pasadas, muerte de familiares, agresiones, etc., así como experiencias negativas de la infancia o problemas en las relaciones interpersonales actuales.
Preocuparse es un rasgo positivo de personalidad en nuestra sociedad, ya que la preocupación refleja que la persona es responsable, bondadosa y bien intencionada. Esta creencia puede ser reforzada cuando personas cercanas e importantes le dicen al afectado que posee estas cualidades, perpetuando los síntomas del trastorno.
Las preocupaciones tienen varios efectos, muchos de los cuales contribuyen a mantenerlas. Algunos de estos efectos son:
- Prevención o reducción del procesamiento emocional de la información amenazante. Cuando las consecuencias temidas ocurren, al permanecer constantemente en un estado negativo se evita el contraste emocional. Si la consecuencia temida no ocurre (lo que es lo más probable) el alivio producido se asocia a la preocupación previa, haciendo que se refuercen estas.
- Conductas de seguridad. Previenen la amenaza y reducen la ansiedad. Suprimir pensamientos inquietantes, distracción, actividades para prevenir o minimizar los supuestos peligros, etc. Algunos ejemplos serían no ver ciertos programas en tv, llamar a los familiares constantemente para ver si están bien, no acudir a reuniones sociales, revisar el trabajo realizado constantemente, tomar ansiolíticos, ir al médico muy a menudo o enviar a los seres queridos, etc.
- Ansiedad, deterioro de la ejecución de tareas, problemas de concentración, problemas del sueño, tensión muscular, fatigabilidad, irritabilidad.
Con el tiempo, las personas con TAG desarrollan preocupaciones sobre el propio hecho de preocuparse. Empiezan a tener creencias negativas sobre estas ya que las sufren cada vez más incontrolables y perturbadoras. También es normal que reciban información sobre personas que presentan un problema mental asociado con las preocupaciones. En consecuencia, los clientes tienden a creer que preocuparse es incontrolable y peligroso, y que se están volviendo locos.
¿Cómo se trata el trastorno de ansiedad generalizada?
Por suerte contamos con tratamientos muy eficaces para este trastorno, siendo los principales los basados en la terapia cognitivo-conductual. Esta terapia está basada en la evidencia científica y cuenta con el aval de muchos estudios que ratifican su eficacia. La terapia cognitivo-conductual para el TAG cuenta con varios componentes:
- Entrenamiento para darse cuenta de los estímulos internos (cogniciones, emociones, sensaciones) y eventos externos que producen ansiedad y de las reacciones a los mismos.
- Reconocimiento de la incertidumbre. La persona debe comprender el papel fundamental de la intolerancia a la incertidumbre en el desarrollo y mantenimiento de la preocupación y ansiedad excesivas.
- Reestructuración cognitiva.
- Exposición graduada, imaginal y en vivo, a situaciones y estímulos internos suscitadores de ansiedad con la finalidad de aprender a manejar ésta mediante la aplicación de las estrategias aprendidas.
- Estrategia de control de estímulos. Se trata de posponer las preocupaciones para un momento y lugar especí