¿En qué consiste la Terapia Cognitivo Conductual?

Comparte en tus Redes!

La terapia cognitivo conductual

La terapia cognitivo conductual (TCC) es el tipo de psicoterapia más utilizada en la actualidad. Tiene una demostrada eficacia en un amplio número de trastornos. Esta psicoterapia nace de la fusión de la terapia cognitiva y la derivada de la psicología conductual. La TCC se usa mayormente para tratar trastornos de ansiedad o depresión, pero también puede usarse para tratar muchos otros problemas:

  • Estrés
  • Trastornos de la alimentación
  • Esquizofrenia
  • Ataques de ira
  • Problemas para dormir
  • Dolor persistente
  • Problemas sexuales o de pareja
  • Trastorno bipolar
  • Fobias
  • Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
  • Trastornos de pánico
  • Trastorno de estrés postraumático
  • Trastorno dismórfico corporal

Pensamiento, conducta y emociones

Al pararnos a pensar en la idea de lo que es un «trastorno psicológico», vemos que este tipo de problemática tiene dos caras. Por un lado, una vertiente conductual y objetiva, que es reconocible por muchas personas y que puede medirse en comportamientos concretos. El otro lado responde a los aspectos de la vida mental y privada de la persona que tiene el problema y que suelen tener una traducción en términos emocionales.

Evidencia avalada científicamente

Desde las primeras aplicaciones de la modificación de conducta hasta hoy, en el que se habla de terapias de 3ª generación, la terapia  cognitivo conductual se ha visto enriquecida en sus fundamentos teóricos y empíricos. Es por ello que, la terapia cognitivo conductual, cuenta con una eficacia científicamente comprobada en diferentes tipos de intervención.

Aunque parezca raro, no todas las terapias que aplican los psicólogos tienen una base científica. La Terapia Cognitivo Conductual sí es una terapia científica, lo que significa que los procedimientos aplicados están investigados con rigurosos métodos experimentales. El avance de la TCC está hoy muy unidos a los avances en neurociencias. Esta es la razón por la que, al basar el tratamiento en las técnicas cognitivo-conductuales, hay más probabilidades de alcanzar los objetivos. Obviamente, aunque el procedimiento validado científicamente no garantiza el éxito, lo hace mucho más probable.

La investigación científica sobre la efectividad de los procedimientos psicológicos ha dado como resultado las llamadas “Terapias con Apoyo Empírico” y “Guías de Tratamientos Psicológicos Eficaces”. Estas son listas que detallan las técnicas más efectivas para cada problema. La terapia cognitivo conductual se basa en estas guías.

¿Cómo funciona la terapia cognitivo conductual?

La TCC es considerada, en comparación con otras psicoterapias, un tratamiento a corto plazo. La duración de la misma varía en función de la problemática y del compromiso del paciente con el tratamiento. Lo normal es que el tratamiento conste de sesiones semanales, de una hora de duración, a lo largo de 6 a 18 semanas. Bien es cierto que, en trastornos de personalidad, por ejemplo, el tratamiento se puede alargar hasta 2 y 3 años. Pero en una fobia específica puede ser suficiente con 4 o 5 sesiones.

Objetivos de la TCC

El objetivo de la intervención es el cambio conductual, cognitivo y emocional. Se modifican o eliminan las conductas desadaptadas y se enseñan conductas adaptadas para cada situación problemática. Para ello, la intervención se dirige también a modificar los procesos cognitivos (pensamientos) que están en la base de la conducta. La TCC se centra en los determinantes actuales del comportamiento, pero sin dejar de lado los factores históricos que contribuyeron a la situación actual.

Este tipo de terapia conceptualiza la conducta básicamente como aprendida, pero sin ignorar la influencia de factores biológicos y sociales. La historia de aprendizaje del paciente es fundamental a la hora de evaluar el problema, pero el tratamiento se centra en el momento y conductas actuales.

La evaluación en TCC

En la terapia cognitivo conductual hay una estrecha relación entre evaluación y tratamiento. La evaluación se extiende a lo largo de toda la intervención, dándose entre ambas una constante y mutua interdependencia. El análisis funcional de la conducta es la herramienta principal para evaluar la situación actual de la problemática. Consiste en una profunda evaluación individualizada de todas las circunstancias del paciente, las cuales le han llevado a la actual situación y mantienen el problema. No obstante, son numerosas las intervenciones que se plantean en la actualidad a partir de criterios diagnósticos tradicionales y mediante protocolos estandarizados.

Implicación del cliente en la intervención

La TCC es eminentemente activa, implicando al cliente en todas las fases y decisiones que se toman en la terapia. Son habituales las tareas entre sesiones, en las que se ponen en práctica, en ambiente natural, lo aprendido en las sesiones de terapia. Las tareas consisten en auto-registros de pensamientos, conductas, situaciones… También se preparan en consulta experimentos conductuales para que la persona los realice en las situaciones reales. Todo esto se practica previamente en las sesiones para que no queden dudas, y siempre con el consentimiento del cliente.

La relación entre el cliente y el terapeuta

La relación terapéutica es muy importante en la terapia cognitivo conductual. El terapeuta toma un papel activo, es decir, pregunta, contesta, sugiere, explica. Se parte de la idea de que el paciente busca ayuda porque tiene problemas que le traen sufrimiento y no ha podido resolverlos por sus medios. Se fomenta un vínculo afectuoso y de confianza en las sesiones, así las personas pueden sentirse seguras de que están en buenas manos. El terapeuta cognitivo conductual no permanece callado, con actitud misteriosa, ni se mantiene distante como un desconocido.

Etapas de la Terapia Cognitivo conductual

A modo de resumen, podemos decir que la terapia cognitivo conductual tiene tres grandes etapas: evaluación, tratamiento y seguimiento.

1ª Etapa:

Durante la primera etapa, la evaluación psicológica, el objetivo es conocer al paciente y entender los problemas por los que consulta. En general, el análisis funcional de la conducta que se obtiene en estas primeras entrevistas es explicado al paciente. De este modo, él empieza a conocer su problema y puede consultar sus dudas con el terapeuta. Es importante que el cliente esté de acuerdo con las conclusiones que se obtienen en esta fase, ya que el tratamiento se basará en ellas. Durante esta fase, paciente y terapeuta debaten y acuerdan cuáles son los objetivos del tratamiento, poniendo las prioridades en los mismos. La evaluación psicológica dura entre 2 y 4 sesiones.

2ª Etapa:

La segunda etapa es la más larga, consiste en el tratamiento propiamente dicho. Aquí es cuando se aplican las técnicas dirigidas a lograr el cambio que beneficia al paciente. En esta etapa se intentan alcanzar los objetivos que se plantearon en la evaluación. Las técnicas que se aplican varían mucho según la problemática, el cliente y el momento que esté atravesando. En cualquier caso, siempre la aplicación de un procedimiento se acuerda con anticipación con el paciente.

3ª Etapa:

Durante la tercera etapa, el seguimiento, se van espaciando la frecuencia de las consultas mientras se aplican procedimientos orientados a mantener los cambios y prevenir recaídas. Cuando los objetivos se lograron y el cambio se consolida, se procede a dar el alta al paciente.

Yo soy un terapeuta cognitivo conductual

No lo pienses más y solicita tu primera entrevista gratuita donde podré conocerte y explicarte mejor la forma en la que podremos alcanzar, juntos, el bienestar que tanto deseas.

¡Haz clic para puntuar esta entrada!
(Votos: 7 Promedio: 5)
Guillermo Orozco

Guillermo Orozco

Psicólogo en Las Palmas de Gran Canaria. Graduado por la UNED y Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Autónoma de Madrid. Especialista en trastornos de ansiedad y trastornos del estado de ánimo. Experto en Terapia de Pareja y Terapia Online.

Otros artículos que podrían interesarte: