El reconocimiento de otros no conforma nuestra autoestima, ni los bienes materiales, ni un matrimonio, ni las cirugías estéticas, ni ser atractivos. Esto puede hacernos sentir bien durante un tiempo determinado y puede contribuir, en parte, a nuestra autoestima.
Podemos ser excepcionales para nuestra familia, pareja y amigos, pero no para nosotros mismos. Podemos ser admirados profesionalmente por nuestros compañeros y considerar que no somos lo suficientemente buenos. Podemos satisfacer las expectativas de los demás y aún así sentirnos insatisfechos porque, realmente, no son nuestras expectativas.
De todos los juicios a los que estamos sometidos, ninguno es tan importante como el nuestro propio. La visión más profunda que tenemos de nosotros mismos influye sobre nuestras elecciones más o menos significativas y, por tanto, es decisivo en el tipo de vida que llevamos.
AUTOESTIMA
Todos hemos hablado de la autoestima alguna vez, pero bien, ¿a qué nos referimos con autoestima? La autoestima es la evaluación que hacemos de nosotros mismos y está muy ligada al autoconcepto. El autoconcepto hace referencia a las ideas, creencias y características de nosotros mismos y puede ser expresado a través de las palabras (“soy gracioso”, “soy tímido”, “se me da bien dibujar”). El autoconcepto está asociado a un tipo de memoria: la declarativa, relacionada con el hipocampo y la corteza asociativa, y lo conforman una serie de conceptos que hemos aprendido a asociar con la idea de lo que somos nosotros, por lo que se puede decir que es más racional, lógico y objetivo.
Sin embargo, nuestra autoestima es la valoración subjetiva que hacemos sobre nuestras emociones, pensamientos, sentimientos, experiencias y actitudes. Esta no surge de nuestro reflejo (autoconcepto), sino de nuestro interior; cómo evaluamos y juzgamos lo que somos. A diferencia del autoconcepto, su contenido es altamente emocional e irracional y tiene un gran impacto en nuestra salud mental. A nivel cerebral, la autoestima está estrechamente relacionada con la memoria emocional, que se asocia a dos áreas: el hipocampo y la amígdala.
Parece que a muchos nos resulta difícil acercarnos a una visión positiva de nosotros mismos. Es posible que no logremos estar satisfechos con nosotros mismos debido a la comparación con los demás, a la importancia que damos a la aprobación y crítica externa o porque nos juzgamos duramente a nosotros mismos, alejados de la autocompasión y comprensión.
¿A QUÉ SE DEBE LA BAJA AUTOESTIMA?
La autoestima no es innata, sino que esta comienza a formarse desde que nacemos en función de las circunstancias a las que nos vemos expuestos. Los niños, antes de utilizar el lenguaje, construyen una imagen de sí mismos y del lugar que ocupan. Esto se irá definiendo lo largo de su desarrollo con la influencia de las personas significativas (padres, hermanos, profesores, etc.) Que esta visión de nosotros mismos sea positiva o negativa va a depender de los gestos, la forma de hablar, el tono, las caricias, las miradas, etc. que se utilicen con nosotros. Normalmente, si no ocurre algo que haga que esto cambie, esto se va afianzando y reforzando.
Alguna de las razones por las que creemos que no somos lo suficientemente buenos es porque durante la infancia recibimos cientos de mensajes, que sin que esa fuese la intención, han podido fomentar la culpa, la crítica, la vergüenza, el miedo, etc,. Durante esta etapa, los adultos intentan enseñar a los niños cuál es el modelo de comportamiento adecuado, sin embargo, de esta manera, sin darse cuenta, a menudo se favorece una baja autoestima.
El reproche por el mal comportamiento de un niño va a hacer que este busque la aceptación y el amor del adulto. Un ambiente familiar lleno de miedo impide la exploración, la experimentación, hacer preguntas y probar el mundo que le rodea. La crítica por parte de nuestros padres, el creer que no hacemos nada bien, disminuye la confianza que tenemos en nosotros mismos. Lo que has visto, sentido y lo que has experimentado en tu familia o la escuela tienen un efecto determinante en la autoestima del adulto que eres hoy.
SÍNTOMAS DE UNA BAJA AUTOESTIMA
Cuando una persona tiene una baja autoestima, tiende a desarrollar una serie de comportamientos concretos. Estas conductas ponen de manifiesto que la persona tiene una baja autoestima, pudiendo ocurrir en algunos casos, que la persona ni siquiera se haya dado cuenta de que tiene este problema. Aunque no se puede generalizar a todos los casos, algunos de estos síntomas suelen ser:
- Infravaloración personal
- Autoexigencia
- Dificultad en la toma de decisiones
- Dependencia hacia otras personas
- Actitud negativa o derrotista
- Inseguridad
- Atribución de fracasos a factores internos (valía personal, rasgos de personalidad o falta de habilidades) y atribuyen los éxitos a factores externos (suerte, azar o terceras personas)
- Necesidad de complacer a los demás
- Pensamientos negativos
- Sentimiento de culpabilidad
- Anticipación negativa
- Comparación constante
- Hipersensibilidad a la crítica
- Necesidad de aprobación por parte de otras personas
La autoestima no es estática y fija, se manifiesta en función del momento vital que estemos atravesando, por lo que puede cambiar a lo largo de nuestra vida y es objeto de mejora en consulta. Esto significa que a pesar de que nuestras vivencias hayan influido en la forma en que nos evaluamos, podemos aprender a valorarnos de una manera sana.
Entre las distintas causas de una baja autoestima se pueden encontrar:
- Eventos traumáticos como abusos físicos, sexuales y emocionales (más aún si se han producido a una edad temprana).
- Sufrir discriminación de cualquier tipo. Por ejemplo, bullying.
- Sentir fracaso a la hora de cumplir con las expectativas paternas (también de la de los profesores y/o figuras de referencia).
- Haber visto desatendidas las necesidades básicas en la infancia.
- Sentir que no se encaja en el colegio/instituto con su grupo de iguales.
- Modelo de crianza sobreprotector o permisivo
- Padecer enfermedades que condicionen las actividades cotidianas o impacten en la calidad de vida.
IMPORTANCIA DE LA AUTOESTIMA
En el ámbito de la psicología, la aut