DEPENDENCIA emocional: 8 consejos para gestionarla ✔

8 consejos para gestionar la dependencia emocional

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La dependencia emocional es un patrón de comportamiento en el que el bienestar, la felicidad y la seguridad emocional dependen de otras personas, y de lo que estas digan u opinen de nosotros. Incluye la necesidad de que otros tomen la responsabilidad en parcelas importantes de la vida, y un gran miedo al abandono.

Causas de la dependencia emocional

La dependencia emocional suele estar relacionada con una baja autoestima y con ciertas inseguridades personales que contribuyen a alimentar la incertidumbre, el miedo y la desconfianza. Por lo tanto, la persona dependiente busca seguridad en una figura externa, a la vez que desarrolla una fuerte necesidad de control sobre su persona de referencia. El sufrimiento interior de las personas con este tipo de apego emocional puede ser muy intenso, porque llegan a creer que serían incapaz de vivir sin esa otra persona; así que, en muchas ocasiones, los mecanismos para retenerla pueden volverse sumamente tóxicos. Aunque la dependencia emocional se puede establecer en cualquier tipo de relaciones, es en las de pareja donde suele hacerse más evidente.

Rasgos o síntomas de la dependencia emocional

Existen algunos rasgos que pueden ser indicadores de que una persona tiene inclinación a establecer relaciones de dependencia con los demás, familia, amigos o pareja. Estas son las características que hay que analizar.

  • Su felicidad gira en torno a una sola persona, y solamente se siente bien y disfruta de las cosas si se encuentra a su lado.
  • Su bienestar depende del trato que le den los demás.
  • Antepone las necesidades y los deseos ajenos a los propios.
  • Evita discutir o expresar opiniones contrarias para evitar enfrentamientos.
  • Miedo exacerbado de perder a esa persona a la que se ha vinculado.
  • Solo se siente bien consigo mismo cuando percibe que es querido por otros.
  • Cae con facilidad en chantajes emocionales.
  • No es capaz de dejar una relación que no le hace feliz, y prefiere permanecer en ella aunque sufra.
  • Sentimientos frecuentes de culpa si la otra persona no se siente contenta o conforme.
  • Conductas controladoras para asegurarse de que no va a perder a la otra persona.
  • Tendencia al aislamiento. Únicamente desea pasar tiempo con esa persona.
  • Problemas de ansiedad. Este tipo de relaciones son siempre insatisfactorias. La persona dependiente tiene miedo al abandono, y siempre requiere de más y más atención de su pareja o del sujeto del que dependa.

Cómo gestionar la dependencia emocional

Aprender a relacionarse con los demás desde un tipo de apego sano, es un trabajo que requiere mucha autorreflexión y voluntad de cambio. No obstante, es posible conseguirlo, y el resultado son relaciones más equilibradas, serenas, felices y duraderas.

1. Reconocer el problema

Como siempre, el primer paso es reconocerlo. Sin embargo, también es el más difícil. Ser honesto con uno mismo requiere valor y una profunda reflexión sobre lo que está sucediendo en nuestra vida, y en nuestra forma de relacionarnos y vincularnos con las personas. Mirar para otro lado, echarle la culpa a otros y tratar de seguir adelante es fácil, pero ese un camino que nos aleja de la felicidad. Hay que tomarse un tiempo para pensar y analizar la situación, y ser sinceros con nosotros para aceptar que estamos teniendo un problema que necesitamos resolver.

2. Invertir en desarrollo personal

Decíamos que la dependencia emocional está relacionada con la inseguridad y la falta de autoestima. Por lo tanto, para superarla hay que comenzar por construir una base sólida. Esto pasa por centrarse en el propio crecimiento personal, un factor clave para mejorar nuestra confianza. Cuando tenemos una buena autoestima, nos sentimos personas merecedoras, fuertes, con mucho que ofrecer, libres, dignas de amor. Y, por lo tanto, con mucha menos dependencia emocional.

3. Sanar las heridas

Hay que dejar atrás el pasado para cerrar por completo esas heridas que todavía duelen en el presente. Las experiencias pasadas son parte de nuestro aprendizaje, pero no se deben llevar los problemas y traumas de las relaciones anteriores a la actual. Además de ser injusto para la persona que está compartiendo nuestra vida ahora, estaremos añadiendo una carga muy pesada y prácticamente insostenible a tu relación actual.

4. Aprender a estar solo

Aunque la vida con amor es muy bonita, podremos disfrutarlo mucho más sanamente cuando hemos aprendido a estar en plenitud con nosotros mismos. Las relaciones no suelen ser saludables si, previamente, cada miembro de la pareja no se ha desarrollado como persona individual. Esto es clave para no caer en la dependencia emocional. Hay que conocerse uno mismo, desarrollar una plena autonomía en todo lo cotidiano, y alcanzar madurez emocional. Entonces, estaremos preparados para una relación realmente sana.

5. Superar el miedo a la incertidumbre

En muchos casos, el miedo a quedarnos solos (cuando no hemos trabajado en el aspecto anterior) nos hace aferrarnos a una relación tóxica, que no nos aporta felicidad, sino sufrimiento y dolor. Hay quien prefiere una zona de confort llena de infelicidad, antes que enfrentarse a un futuro incierto. Sin embargo, es necesario dar ese salto al vacío y asumir que los cambios pueden ser muy positivos.

6. Ampliar el círculo social

Cuando la dependencia emocional es muy fuerte, la persona que la padece tiende a olvidarse de todos, y hace girar todo su mundo en torno a su ser querido. Así, su círculo social se va haciendo más pequeño y termina quedándose aislada. Esto puede ser complicado por varios aspectos. Por un lado, no tiene a nadie con quien a hablar para poder tener opiniones con perspectiva; y, por el otro, se incrementa la dependencia y el miedo al abandono, precisamente por no tener a nadie más. Hacer amigos y cuidar las relaciones sociales es fundamental para trabajar es este tipo de apego.

7. Asumir la responsabilidad

Una de las características de la dependencia emocional es pensar que lo que sentimos viene motivado enteramente por causas exteriores. La realidad es que nuestras emociones nacen del significado y la interpretación que le damos a las cosas, y en la mayoría de los casos es algo muy subjetivo. Es mucho más sencillo culpar a los demás y tomar el papel de víctima ante los diferentes problemas que vayan surgiendo en la vida, pero esto solo alimenta nuestra tendencia a depender de otros. Hay que asumir la responsabilidad de nuestras emociones y nuestras reacciones, que está en nuestras propias manos y no en las de los demás.

8. Buscar ayuda profesional para tratar tu dependencia emocional

A veces, estos consejos pueden servir de ayuda para reconocer el problema y ser consciente de que se es una persona emocionalmente dependiente, que tiene pavor a la soledad, y que se está dispuesto a todo para evitar que su persona querida no le deje. Pero en algunos casos no es suficiente con un ejercicio de autorreflexión, en especial cuando se ha caído en una relación tóxica de la que puede ser muy complicado salir. Si se llega a este punto, lo recomendable es buscar ayuda profesional para que un buen psicólogo nos ayude a desarrollar las herramientas necesarias para fortalecer nuestra autoestima y aprender a relacionarnos con las personas desde una perspectiva diferente.

Si te identificas con alguno de los aspectos descritos y buscas consejo y ayuda profesional, no dudes en ponerte en contacto conmigo.

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Guillermo Orozco

Guillermo Orozco

Psicólogo en Las Palmas de Gran Canaria. Graduado por la UNED y Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Autónoma de Madrid. Especialista en trastornos de ansiedad y trastornos del estado de ánimo. Experto en Terapia de Pareja y Terapia Online.

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