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✅ Problemas de ansiedad y cómo disminuirlos

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En nuestra sociedad, los problemas de ansiedad son uno de los trastornos psicológicos más habituales. De hecho, se estima que un 20% de la población los sufre o los padecerá en algún momento de su vida.

Los problemas de ansiedad se manifiestan tanto a nivel físico, cognitivo y emocional, y suelen aparecer de manera inesperada y, en ocasiones, sin causa aparente.

En el artículo de hoy vamos a hacer un pequeño resumen de los problemas de ansiedad más frecuentes y cómo podemos enfrentarnos a ellos. Comenzamos:

Problemas de ansiedad y sus síntomas

La ansiedad ocasional forma parte de la vida en momentos puntuales, y de hecho puede ser de gran ayuda a la hora de resolver con éxito determinadas situaciones. Sin embargo, se transforma en un trastorno cuando una persona comienza a experimentar miedos y preocupaciones intensas sobre situaciones cotidianas y ordinarias. A menudo, en estos momentos de ansiedad se experimentan sentimientos repentinos de miedo, terror o angustia, que pueden alcanzar un nivel máximo en cuestión de minutos. La ansiedad, si bien es un trastorno emocional, se suele manifestar físicamente, y puede hacerlo de formas muy diferentes. Algunos de los síntomas más comunes son los siguientes:

  • Opresión en el pecho
  • Aumento del ritmo cardíaco
  • Hiperventilación o respiración acelerada
  • Temblores
  • Sudoración
  • Sensación de debilidad o mareos
  • Tensión muscular
  • Bruxismo
  • Problemas gastrointestinales
  • Trastornos del sueño
  • Problemas cutáneos

Tipos de ansiedad

Los problemas de ansiedad crónicos pueden ser difíciles de controlar, y llegan a interferir en el día a día de manera negativa, especialmente cuando derivan en conductas evitativas en las que la persona afectada deja de realizar determinadas actividades por miedo a que se desencadene la ansiedad. En este sentido, existen varios tipos de ansiedad.

Trastorno de ansiedad generalizada

La mayoría de las personas experimentan sensaciones de ansiedad ocasional en situaciones con cierta carga de estrés: una entrevista de trabajo, un examen, una conferencia, o cualquier actividad que signifique mucho y/o suponga un reto. Pero las personas con trastorno de ansiedad generalizada sienten esta ansiedad en una gran parte de su tiempo, y no solo ante eventos estresantes. La preocupación y la angustia es irracional y persiste durante el tiempo, lo cual interfiere en las actividades diarias de la persona y restan calidad de vida.

Trastorno de pánico

Otro de los problemas de ansiedad habituales son los trastornos de pánico, más conocidos como ‘ataque de pánico’. Presenta una sintomatología muy aguda e intensa, provocando falta de aire, dolores y sensaciones de muerte inminente. A veces, el pánico puede ser tan intenso que puede requerir la hospitalización.

Trastorno Obsesivo-Compulsivo

Los pensamientos ansiosos influyen en el comportamiento, y aunque en ocasiones puede resultar positivo, cuando se convierten en algo recurrente puede derivar en que la persona afectada comience a desarrollar comportamientos poco saludables. Las personas con Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) experimentan ideas intrusivas que causan ansiedad y obsesiones, lo que puede desembocar en acciones rituales o compulsiones, que ayudan a reducir el malestar, pero que afectan a la calidad de vida.

Fobia social

En este caso lo que provoca ansiedad y miedo irracional son las interacciones sociales. El origen es el miedo a ser criticados, juzgados o humillados por los demás, y puede resultar incapacitante. Incluso, hasta el punto de no sentirse capaz de hablar por teléfono, hablar en público, comer delante de otras personas, o cualquier otra situación que implique contacto social. Al no poder controlar su miedo, quienes padecen fobia social tienden a evitar las situaciones desencadenantes, lo que en ocasiones puede llevar al aislamiento.

Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT)

Otro de los problemas de ansiedad comunes es el trastorno por estrés postraumático o TEPT, que se desarrolla tras una situación traumática con una fuerte carga de estrés psicológico. Cuando la persona revive el hecho, puede experimentar una gran variedad de síntomas: flashbacks, pesadillas, pensamientos negativos, distancia emocional, angustia, trastornos disociativos, etc. El TEPT puede ser muy incapacitante, ya que puede generar conductas evitativas o fobias. Algunos de los traumas vinculados a este trastorno pueden ser abusos sexuales, violación, un suceso violento o un accidente de tráfico, entre otros.

Fobia específica o simple

La característica esencial de la fobia específica es un miedo intenso irracional y persistente a objetos o situaciones claramente definidas.

La causa del miedo suele ser la propia anticipación del peligro o daño inherente al objeto o situación: Por ejemplo, la persona con amaxofobia, puede temer conducir un coche por miedo a tener un accidente, o las personas que tiene fobia a volar temen estrellarse.

Las fobias específicas también pueden hacer referencia a la posibilidad de perder el control, angustiarse y desmayarse al estar frente al objeto temido. Es muy frecuente que las personas con miedo a la sangre y las heridas pueden estar preocupadas también por la posibilidad de desmayarse, y los que sufren fobia a las alturas pueden tener inquietud por sufrir mareos y caerse.

Si el objeto o situación temido es frecuente en la vida de la persona y no puede hacer frente a ello, esto le supondrá inevitablemente una disminución en la calidad de vida. Otras fobias simples habituales son:

  • Claustrofobia o fobia a los Espacios encerrados
  • Miedo a las tormentas o Brontofobia
  • Miedo a atragantarse o Fagofobia
  • Fobia a las Inyecciones y otros procedimientos médicos
  • Zoofobia o fobia a ciertos animales como perros o serpientes.
  • Fobia a los Insectos, como arañas o cucarachas

Causas de los problemas de ansiedad

La ansiedad es un mecanismo necesario para la supervivencia y todos los animales la experimentamos, ya que cumple una función adaptativa. Pero, en el caso de los trastornos, estos no favorecen la supervivencia; al contrario, dificultan el normal desarrollo de las actividades cotidianas. Algunas personas son más propensas que otras a sufrir una ansiedad crónica y problemática. Depende, principalmente, de la vulnerabilidad psicológica y la vulnerabilidad genética. Por ejemplo, se cree que en algunos trastornos como fobias específicas tiene más peso la genética, mientras en el caso de la ansiedad generalizada, la biología influye menos.

A la hora de diagnosticar trastornos de ansiedad, hay que descartar las causas médicas, ya que hay algunas enfermedades que puede estar relacionadas con los problemas de ansiedad, como el hipertiroidismo, la diabetes, el síndrome del intestino irritable, algunas enfermedades cardiacas, o los periodos de abstinencia a sustancias. En los casos en los que no hay un origen médico, la ansiedad suele estar relacionada por las dificultades de la vida diaria, como las presiones sociales, laborales y económicas. Los problemas cotidianos son la principal fuente de preocupación, y representan un gran desencadenante de ansiedad crónica. Sin embargo, se pueden aprender a gestionar de forma más saludable y eficiente.

Cómo se trata la ansiedad

Cuando los problemas de ansiedad empiezan a resultar limitantes, a provocar malestar y a hacer que la persona cambie su comportamiento o deje de realizar algunas actividades, es recomendable ponerse en manos de un profesional para tratarlo. Dependiendo del tipo de ansiedad y de la intensidad de la misma, se recomendará un tratamiento u otro. Por lo general, el abordaje suele combinar psicoterapia y medicación, aunque es paciente el que puede escoger la opción que considere.

La ansiedad prolongada en el tiempo puede dar lugar a problemas más graves, ya que a nivel físico puede afectar al sistema inmune, y en el aspecto emocional puede desencadenar un trastorno depresivo. Por eso, cuanto antes se aprenda a manejar la ansiedad, más sencilla será la recuperación. La terapia cognitiva conductual ha demostrado grandes beneficios en este tipo de tratamientos, porque se centra en enseñar habilidades que permiten controlar los pensamientos y las emociones derivadas de ellos. Así, gradualmente, se puede ir avanzando y retomando las actividades normales, a la vez que disminuyen los síntomas.

Si te identificas con algunos de los síntomas descritos, o sientes que no tienes un buen manejo del estrés y la ansiedad, no dudes en pedir ayuda. Con las herramientas adecuadas, la vida puede ser mucho más sencilla.

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Guillermo Orozco

Guillermo Orozco

Psicólogo en Las Palmas de Gran Canaria. Graduado por la UNED y Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Autónoma de Madrid. Especialista en trastornos de ansiedad y trastornos del estado de ánimo. Experto en Terapia de Pareja y Terapia Online.

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