Claves trastorno de pánico y crisis de angustia

Claves para entender el trastorno de pánico y las crisis de angustia

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Trastorno de pánico

El trastorno de pánico se caracteriza por el sufrimiento de una o múltiples crisis de angustia que resultan inesperadas para el paciente, dicho de otra forma, sufre de forma repentina y sin motivo aparente ataques de miedo intenso. Es muy habitual que, durante el desarrollo de la crisis, la persona piense que está sufriendo un infarto, que se va a desmayar, que le está dando un ictus o que crea estar enloqueciendo.

Las personas que sufren trastorno de pánico, además de las crisis de angustia inesperadas, presentan una inquietud persistente por si aparece una nueva crisis. Una vez se ha sufrido un primer ataque de pánico, las personas suelen mostrar gran preocupación por volver a sufrirlo llegando a cambiar, de forma significativa, su comportamiento relacionado con las crisis.

Crisis de angustia en el trastorno de pánico

Según el DSM-5, el ataque de pánico se caracteriza por la aparición de un episodio repentino de intenso miedo o malestar que se inicia de forma brusca (la aparición súbita se puede producir desde un estado de calma o desde un estado de ansiedad). Este episodio alcanza rápidamente su máxima expresión (10 minutos o menos) y cesa paulatinamente. Habitualmente está acompañado de una sensación de peligro o de muerte inminente y de una urgente necesidad de huir. El ataque de pánico presenta al menos 4 de los siguientes síntomas:

  1. Palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardiaca.
  2. Sudoración.
  3. Temblor o sacudidas.
  4. Sensación de dificultad para respirar o de asfixia.
  5. Sensación de ahogo.
  6. Dolor o molestias en el tórax.
  7. Náuseas o malestar abdominal.
  8. Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.
  9. Escalofríos o sensación de calor.
  10. Parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo).
  11. Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (separarse de uno mismo).
  12. Miedo a perder el control o de “volverse loco.”
  13. Miedo a morir.

Claves para entender las crisis de angustia y el trastorno de pánico

Para poder tratar y vencer los trastornos de ansiedad, lo más importante es entender a qué nos enfrentamos. A continuación, presento las claves imprescindibles para entender el trastorno de pánico y las crisis de angustia.

Clave número 1

El trastorno de pánico es relativamente común y pertenece al grupo de los trastornos de ansiedad. Lo más importante es identificar sus síntomas, ponerles nombre y ser consciente de que las estrategias usadas hasta ahora para controlar la ansiedad pueden haber cronificado el problema.

Clave número 2

Las crisis de ansiedad aisladas son muy habituales y no siempre implican un trastorno de pánico. En determinadas situaciones, como un despido, la muerte de alguien cercano, un accidente, o la sobrecarga familiar, podrían facilitar la aparición de un ataque de ansiedad aislado, sin que se desarrolle un trastorno posteriormente.

Clave número 3

Al igual que otros trastornos de ansiedad, los ataques de pánico son el resultado de una predisposición de la persona que lo sufre y de la presencia de situaciones estresantes externas, las cuales no siempre son tan evidentes como podríamos esperar.

Clave número 4

La crisis de ansiedad es una respuesta adaptativa de nuestro organismo que permite protegernos en situaciones amenazantes de vida o muerte. Nuestro organismo, ante una amenaza vital, responde huyendo, luchando o quedándose paralizado. Las crisis de ansiedad son una respuesta de falsa alarma que desencadena todos los síntomas sin que exista un peligro real. Lo más habitual es que las personas empiecen a experimentar miedo de los cambios en sus propias sensaciones corporales.

Clave número 5

Las crisis de ansiedad se mantienen por tres procesos psicológicos:

  1. Atención selectiva: las personas con ataques de ansiedad comienzan a prestar mayor atención a sus propias sensaciones corporales, de forma que experimenta con mayor intensidad subjetiva los síntomas de la ansiedad que antes podían pasar incluso desapercibidos.
  2. Señales de seguridad: la persona comienza a tomar precauciones y a desarrollar conductas para evitar o impedir las catástrofes que predice en su mente.
  3. Conductas de evitación: lo más normal es que las personas que han sufrido ataques de ansiedad comiencen a evitar situaciones que les puedan provocar un nuevo ataque.

La manera en que las personas suelen enfrentarse a las crisis de ansiedad puede mantener e incluso agravar el problema.

Clave número 6

Hay varias situaciones en los que sufrir una primera crisis de ansiedad pueda evolucionar en un trastorno de pánico:

  • Situaciones en las que las sensaciones corporales de la ansiedad son percibidas como especialmente amenazantes debido a la posibilidad de sufrir un daño, como conducir, manejar maquinaria peligrosa, etc.
  • Situaciones con posibilidad de quedarse atrapado, como ascensores, autobuses llenos, el metro, aviones, etc.
  • Situaciones en las que puede ser valorado negativamente por otras personas, como en fiestas, reuniones sociales, o en el puesto de trabajo.
  • Situaciones en las que nos encontramos lejos de nuestra zona de seguridad, como estando de viaje, o lejos de nuestra casa y familia.

Lo más importante es saber cómo se está interpretando cada situación y cuáles son las formas perjudiciales de afrontamiento que se está utilizando (distracción, evitación, escape, uso de objetos o acompañantes para controlar la ansiedad, abuso de sustancias…).

Clave número 7

Debemos saber que las crisis de ansiedad siempre se disparan ante la presencia de algún estímulo externo o interno, aunque éste no sea evidente para nosotros:

  • Los estímulos externos suelen ser lugares o situaciones considerados amenazantes que han sido asociados con una crisis de ansiedad previa, o que provocaban con anterioridad ansiedad a la persona.
  • Los estímulos internos se perciben a través de sensaciones corporales, debido a la respuesta de ansiedad anticipatoria o a la realización de otra actividad que provoque cambios fisiológicos.

Además, la ansiedad también afecta a nuestra memoria, así que la persona tiende a recordar sucesos ansiosos y de mayor gravedad, lo que facilita un estado de hipervigilancia. Lo más importante en este momento es dejar de centrarnos en el malestar subjetivo y comenzar a valorar de forma más objetiva lo que está sucediendo realmente.

Observar las reacciones emocionales y físicas será clave para entender las crisis de ansiedad.

Clave número 8

La hipervigilancia de las propias sensaciones fisiológicas se vuelve automática e inconsciente, de forma que la persona reaccionará con miedo ante un cambio corporal que se produzca en cualquier situación cotidiana, o incluso durante el sueño. Esto explicaría las crisis de ansiedad nocturnas que pueden ser desencadenadas por la percepción consciente o no de los cambios fisiológicos durante la transición entre algunas etapas del sueño.

Clave número 9

Las crisis de ansiedad y la ansiedad generalizada no son lo mismo, aunque se retroalimentan mutuamente. Las crisis de ansiedad son episodios agudos de intenso miedo puntuales. En cambio, la ansiedad generalizada es un estado más crónico, caracterizado por la preocupación sobre lo que va a pasar en un futuro próximo. La ansiedad generalizada aumenta la probabilidad de que ocurran crisis de ansiedad, ya que mantiene al organismo en un estado elevado de alerta. A su vez, la expectativa de volver a sufrir una crisis de ansiedad puede facilitar que la persona esté continuamente preocupada y, por tanto, desarrolle la ansiedad generalizada.

Clave final

¡Busca ayuda antes de que sea tarde! Es muy habitual que las personas que sufren ataques de ansiedad desarrollen un trastorno de pánico, y cada vez se vaya limitando su vida, al evitar cada vez más situaciones. La evitación hará que la ansiedad se apodere de tu vida, llegando a desarrollar agorafobia, ese es el momento en el que tu vida se ha convertido en un infierno.

Los primeros ataques de ansiedad son relativamente sencillos de tratar, aunque suele haber patologías paralelas y ansiedad generalizada. Lo ideal es la prevención, y ante los primeros síntomas de un trastorno de pánico, solicitar ayuda a tu médico de cabecera, o a un profesional de la psicología.

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Guillermo Orozco

Guillermo Orozco

Psicólogo en Las Palmas de Gran Canaria. Graduado por la UNED y Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Autónoma de Madrid. Especialista en trastornos de ansiedad y trastornos del estado de ánimo. Experto en Terapia de Pareja y Terapia Online.

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