La negación como mecanismo de DEFENSA: descúbrela

La negación como mecanismo de defensa

Comparte en tus Redes!

Por lo general, tendemos a negar lo que nos es desagradable y, por el contrario, afirmamos lo positivo y lo que nos resulta agradable. Es por eso que un mismo evento puede ser narrado de forma muy diferente por dos personas. En muchos casos, la negación aparece como un mecanismo de defensa para poder sobrellevar determinadas situaciones o emociones.

¿Qué es un mecanismo de defensa?


Los mecanismos de defensa son procesos inconscientes que se activan para amortiguar el impacto que pueden provocar situaciones demasiado intensas.Esto permite al individuo seguir funcionando con normalidad, ya que ayuda a mantener cierto equilibrio psicológico. También se conocen con el nombre de estrategias de afrontamiento, y además de la negación, existen muchas otras como la proyección, la compensación, el aislamiento, la regresión o la expiación. Aunque se trate de un mecanismo automático, requieren cierta inversión de energía, y no siempre son satisfactorios en su objetivo de reducir la ansiedad o los efectos desagradables. La negación, por ejemplo, se considera uno de los mecanismos menos eficaces.

¿Qué es la negación?

La negación consiste en eludir y no enfrentar realidades complicadas o conflictos, asumiendo simplemente que no son importantes, que no tienen nada que ver con nosotros o que, directamente, no existen. Esta conducta, al ser inconsciente, puede ser muy peligrosa en determinadas situaciones. Se detecta fácilmente en personas con adicciones, cuando niegan padecer una enfermedad o aseguran que tienen su consumo totalmente bajo control. Las personas de su entorno suelen pensar que se trata de un autoengaño consciente, pero la verdad es que el individuo experimenta eso como su auténtica realidad. Así se desarrolla, gracias a la negación, un mecanismo para no conectar con el dolor y al mismo tiempo proteger la autoestima.

Otro ejemplo claro de negación como mecanismo de defensa es el duelo. De hecho, es una de las fases reconocibles de este duro proceso emocional que se transita durante una pérdida. Puede ocurrir ante cualquier tipo de pérdida, sea el fallecimiento de un ser querido o una ruptura amorosa. La negación sirve para evitar aceptar la realidad y, sobre todo, para no experimentar el dolor que implica asimilar lo sucedido.

Un mecanismo de defensa poco eficaz

Hay otras muchas situaciones en las que puede ocurrir un proceso de negación de forma más sutil, y todos somos susceptibles de activar este mecanismo de defensa ante ciertas circunstancias. A menudo, tenemos creencias tan arraigadas en nuestro interior, sobre nosotros mismos o sobre los demás, que preferimos ignorar o negar ciertas cosas para seguir adelante. Puede ocurrir cuando discutimos con un ser querido y decimos “me da igual”, para no permitir que nuestra autoestima se vea afectada.

En la pareja, la negación es muy habitual, sobre todo en las primeras etapas de la relación, cuando tenemos a la otra persona idealizada e ignoramos totalmente esas conductas que podrían calificarse como ‘banderas rojas’, es decir, hirientes o dañinas para nosotros. Por lo tanto, la negación como mecanismo de defensa en estos casos, puede favorecer un tipo de vínculo dependiente y poco sano.Negar que nuestra pareja no nos trata bien, o tiene comportamientos hostiles, nos permite proseguir con la relación y no tener que afrontar otros miedos como pueden ser el abandono o la soledad.

Cuando una persona no es capaz de aceptar un problema, se está impidiendo a sí misma poder desarrollar las herramientas necesarias para hacer cambios positivos en dicho conflicto. Por el contrario, aceptar y encarar una dificultad requiere un gran esfuerzo que, por lo general, implica dolor, sufrimiento, renuncia y sacrificio. Por eso, la negación es un mecanismo habitual en personas vulnerables, con dependencias o con trastornos de la personalidad. Es una forma de evitar el conflicto, tanto el interior, como con los demás.

Tipos de negación

Existen distintos tipos de negación que se pueden poner en práctica.

Negación del hecho

El individuo recurre a la mentira para omitir o negar partes inaceptables del relato. Por ejemplo, si se trata de una ruptura amorosa, puede inventar que su pareja solo se siente confusa y que con el tiempo volverá a descubrir que le ama.

Negación de la responsabilidad

Ocurre cuando las personas culpan a los demás de las consecuencias de sus propios actos. También puede recurrir a justificaciones argumentativas más o menos elaboradas para librarse de la responsabilidad. En otros casos, se minimizan los daños de las acciones, restándole importancia para no tener que hacerse cargo de ningún tipo de reparación.

Negación del impacto

Se da en persona que tienen problemas para gestionar emociones, así que la mente tiende a reprimirlas. Es una forma muy frecuente de negación, y la podemos ver claramente cuando alguien, ante una pérdida importante, asegura que se encuentra bien. Negar las emociones que está experimentado le permite mantener la imagen de fortaleza, y a la vez evita tener que lidiar con toda una serie de emociones negativas.

Negación de la conciencia

Este tipo de negación es difícil de detectar, y también de erradicar. Tiene lugar cuando el individuo niega el impulso o el hecho por completo, negando también su impacto y su responsabilidad. Es habitual en adicciones cuando la persona no es capaz de reconocer que tiene un problema y, por lo tanto, no puede afrontar los daños que le está produciendo.

La importancia de erradicar el mecanismo de negación

Negar una realidad no resuelve los problemas, solo los oculta o los aplaza. En muchos casos, la negación solo hace que el problema se siga agravando, añadiendo más dificultades y más dolor.Intentar ignorar un evento doloroso para no tener que procesar las emociones que genera, tampoco hace que desaparezca el suceso de la mente. Al contrario, seguirá presente y sin solucionar, en el subconsciente, provocando una angustia a la que se pueden ir sumando futuras negaciones. A veces puede ser una solución temporal para mantenernos funcionales en momentos clave, pero en algún momento hay que atender ese conflicto interior y gestionarlo debidamente. Por otra parte, la negación nos impide evolucionar y aprender a adaptarnos a nuevas situaciones; al contrario, a largo plazo puede socavar la autoestima y hacernos sentir más indefensos ante los constantes desafíos de la vida.

Si sientes que la negación es un recurso habitual para ti y que te cuesta afrontar la realidad y sus problemas, puedes pedir ayuda a un profesional y trabajar esa parte de ti en terapia psicológica.

¡Haz clic para puntuar esta entrada!
(Votos: 2 Promedio: 5)
Guillermo Orozco

Guillermo Orozco

Psicólogo en Las Palmas de Gran Canaria. Graduado por la UNED y Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Autónoma de Madrid. Especialista en trastornos de ansiedad y trastornos del estado de ánimo. Experto en Terapia de Pareja y Terapia Online.

Otros artículos que podrían interesarte: