Ataques de PÁNICO con agorafobia ▶ Relación y síntomas

Trastorno de pánico con agorafobia: Causas y Características

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Los ataques de pánico forman parte de los trastornos de la ansiedad. Conllevan episodios de síntomas, físicos y cognitivos, muy desagradables, además de provocar un intenso sufrimiento psicológico en el paciente. En muchos casos, el trastorno de pánico desencadena el desarrollo de un problema de agorafobia. Este puede ser muy incapacitante, y limitar seriamente la vida de quien la sufre.

¿Qué es un trastorno de pánico?

La ansiedad es una reacción natural del ser humano que cumple un objetivo adaptativo. Su función principal es activar el cuerpo y la mente para optimizar nuestro rendimiento ante un reto o una amenaza. El problema surge cuando la ansiedad deja de ser adaptativa, y aparece ante un peligro que no es real o con una intensidad desproporcionada. Se estima que un 25% de la población va a sufrir un trastorno de ansiedad en algún momento de su vida, de forma puntual o cronificada.

Los ataques de pánico son una expresión de esa ansiedad desproporcionada, y consisten en una reacción de miedo intenso que aparece súbitamente sin que haya una amenaza real presente. También se conocen como crisis de angustia, y generan un conjunto de síntomas que pueden resultar verdaderamente aterradores para quien los está experimentando. Precisamente, es la perspectiva de un posible nuevo ataque de pánico lo que inicia el trastorno de agorafobia.

¿Qué es la agorafobia?

Muchas personas creen que la agorafobia es un trastorno que no te permite salir de casa. Y no es exactamente así. Según el DSM 5, la agorafobia es la ansiedad o el miedo patológico a quedar atrapado en situaciones o lugares en los que no hay una vía de escape, o se puede conseguir ayuda en caso de crisis de pánico. Es decir, es un temor irracional y anticipativo ante la posibilidad de experimentar alguno de los síntomas del trastorno de pánico, y quedar indefenso y extremadamente vulnerable en espacios que el afectado considera poco seguros.

Las personas que sufren agorafobia pueden tener conductas evitativas en relación con distintos tipos de actividades y lugares. Pueden sentir miedo a usar el transporte público, o a ir a lugares cerrados como centros comerciales. También, a espacios abiertos alejados de sus zonas de confort, a encontrarse en medio de una multitud, e incluso a guardar cola. La mayoría de las personas comienza a sufrirla después de haber padecido uno o más ataques de pánico. Por lo tanto, es la experiencia de la crisis de angustia lo que genera el fuerte temor de que vuelva a suceder. Como resultado, el paciente trata de evitar los lugares o las situaciones donde cree que podría volver a ocurrir.

Las personas que experimentan una crisis de pánico pueden tener una gran sensibilidad a los síntomas que han vivido, como dificultad para respirar, dolor en el pecho, despersonalización o sensación de perder el control y de muerte inminente. En realidad son reacciones inofensivas, que no suponen una amenaza para la salud, pero el individuo las interpreta como peligrosas y muy aterradoras. Esta experiencia genera una tendencia a tenerle miedo a la propia ansiedad, así que cuando aparecen los primeros síntomas leves, como el corazón acelerado o los sudores, será más fácil que se asuste en exceso, creyendo que va a sufrir un ataque cardiaco o que va a perder la razón. En este punto, es el propio miedo el que termina de desencadenar el episodio de pánico, reafirmando las creencias irracionales del paciente y condicionando cada vez más su conducta.

Causas del trastorno de pánico con agorafobia

Los factores desencadenantes de este trastorno pueden ser diversos.

Predisposición personal

Algunos rasgos de la personalidad del individuo pueden favorecer el desarrollo de un trastorno de agorafobia. Por ejemplo, una gran introversión o retraimiento social, mayor sensibilidad a la ansiedad, baja autoestima, poca asertividad para controlar situaciones externas, miedo a la opinión negativa, etc.

Experiencias de la infancia

La infancia es el origen de muchos problemas de salud mental, entre los que se incluyen los trastornos de la ansiedad. Tanto la falta de un apego seguro como la sobreprotección del niño, pueden generar problemas para desarrollar la autonomía del individuo. Asimismo, eventos complicados como un divorcio traumático, constantes cambios de residencia, maltrato emocional o físico o situaciones de abuso sexual pueden estar detrás de un trastorno de pánico con agorafobia en la edad adulta.

Situaciones estresantes

A veces, un simple evento muy estresante puede convertirse en el desencadenante de un trastorno de agorafobia. Por ejemplo, un accidente, la enfermedad o el fallecimiento de un ser querido, un periodo de fuerte estrés laboral o conflictos de pareja. Aunque son acontecimientos normales, y en muchos casos inevitables, pueden ser el punto de partida de una crisis de pánico, que se puede afianzar si la persona es vulnerable, es decir, si cuenta con cierta predisposición a la ansiedad y los comportamientos fóbicos.

Experiencias traumáticas

Las experiencias traumáticas siempre afectan de una manera o de otra a la salud mental. Uno de los trastornos que se pueden desarrollar es la agorafobia. A veces, no es necesario que el paciente viva en primera persona ese evento traumático; puede ser un simple espectador, y sufrir un gran impacto psicológico. Por ejemplo, ser testigo de un accidente, o una situación violenta fuera de casa.

Atribución errónea

La atribución errónea es un condicionamiento que ocurre cuando una persona vive un evento de fuerte ansiedad o un ataque de pánico, y asocia estas sensaciones a determinadas situaciones. El resultado es que dichas situaciones, sin suponer ningún peligro, se convierten en temidas, y que se tenderán a evitar en el futuro. A veces, esta atribución errónea puede extenderse a otras situaciones, generalizándose cada vez más e incapacitando al paciente para desempeñar una vida normal.

Como ves, el trastorno de pánico con agorafobia es bastante complejo y conlleva un deterioro de la calidad de vida del individuo, que puede desarrollar distintas conductas evitativas hasta terminar asilándose en su entorno seguro. Es un problema que requiere la ayuda de un especialista. El tratamiento psicoterapéutico se suele enfocar en los ataques de pánico que desencadenan la agorafobia, y a veces puede ir acompañado de tratamiento farmacológico para controlar los síntomas.

Si te identificas con alguno de los síntomas de la agorafobia, no dudes en consultar con un profesional. El pronóstico de recuperación es alto, si cuentas con la ayuda adecuada.

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Guillermo Orozco

Guillermo Orozco

Psicólogo en Las Palmas de Gran Canaria. Graduado por la UNED y Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Autónoma de Madrid. Especialista en trastornos de ansiedad y trastornos del estado de ánimo. Experto en Terapia de Pareja y Terapia Online.

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