CREENCIAS IRRACIONALES ALBERT ELLIS

¿Qué son las CREENCIAS IRRACIONALES?

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La terapia racional emotiva (TRE) fue creada por Albert Ellis, una de las figuras más importantes de la terapia cognitiva. Ellis defendía que los problemas humanos no solo están determinados por las emociones y la conducta, sino que también las cogniciones conforman una fuente importante de malestar psicológico. Al hablar de cogniciones se hace referencia a creencias, pensamientos e imágenes mentales.

Una creencia es aquello que piensas y que asumes como verdadero. Se puede decir que son mapas mentales que determinan la manera en que percibes el mundo, a las personas o a las situaciones, por lo que te permiten dar significado y sentido a todo lo que ocurre. Se construyen y se generalizan a través de la experiencia influenciadas, principalmente, por la familia, la cultura y la sociedad. En ocasiones nuestras creencias son irracionales, haciendo que nuestros pensamientos y conductas nos generen malestar.

QUÉ SON LAS CREENCIAS IRRACIONALES

Las creencias irracionales son pensamientos distorsionados, exagerados, catastróficos, sin argumentos reales que los respalden y, en la mayoría de los casos, son suposiciones. Este tipo de pensamientos se interponen en el bienestar de la persona, generando emociones muy intensas y duraderas. Estos se encuentran en la base de multitud de trastornos emocionales,  pudiendo llegar a ocasionar depresión, ansiedad o malestar emocional.

Según Ellis, las circunstancias no son las generadoras de estados emocionales concretos. Sino que son los esquemas mentales o creencias irracionales que, a modo de filtro, determinan la manera en que se perciben los acontecimientos, suscitando distintas reacciones emocionales. Es decir, ante un acontecimiento activador (A), se realiza una interpretación sobre A (B) dando lugar a las consecuencias emocionales y conductuales (C).

Veamos un ejemplo: Una persona llega a una fiesta y unos desconocidos se quedan mirando fijamente (A). Según la interpretación que se haga de esta situación, las consecuencias serán diferentes. Por ejemplo, si piensa que le están evaluando negativamente (B), lo más seguro es que se genere malestar e incomodidad, y probablemente prefiera irse de la fiesta (C). Ahora bien, si piensa que se le evalúa positivamente (B), probablemente se sienta bien y decida quedarse (C).

CUÁLES SON LAS CREENCIAS IRRACIONALES

“Tengo que tener la aprobación de todos.”

La aprobación por parte de todos es una idea poco realista. Actuar buscando la aprobación externa de manera excesiva implica olvidar las propias necesidades, impide el establecimiento de límites y genera sufrimiento. Se vuelve imposible mostrarse a los demás con autenticidad y disminuye así la confianza en uno mismo.

“Para ser una persona valiosa tengo que ser competente, suficiente y capaz de conseguir todos mis objetivos, en todo momento y bajo cualquier condición.”

Difícilmente se puede ser competente y suficiente bajo cualquier circunstancia y en todas las esferas de la vida. Intentar superarse es un buen propósito. Sin embargo, exigirse un éxito generalizado acarrea excesivas preocupaciones, miedo al fracaso y una baja tolerancia a la frustración. 

“Es terrible y no puede haber nada peor que las cosas no sean como quiero. “

En ocasiones, las cosas no son como deseamos. Esto puede generar un profundo malestar si confundimos la preferencia de que ocurra algo por la necesidad. Aunque preferimos que las cosas sean como queremos, en la mayoría de las ocasiones, no es necesario que sean así. La aceptación de aquello que no podemos cambiar puede ayudarnos a disminuir el malestar.

“La maldad debe ser castigada porque el mundo es justo.”

Cometer errores va implícito en nuestra condición como humanos. Creer que aquellos que actúan “mal” deben recibir un castigo genera expectativas alejadas de la realidad. La creencia de que el mundo es justo genera muchísima frustración. Los sucesos de la vida no se rigen por “el bien y el mal”. Además, puede que no sea adecuado juzgar a los demás por sus errores. 

“Mi malestar y sufrimiento se deben a causas ajenas a mí y no puedo hacer prácticamente nada para evitarlo.”

Identificar aquellas interpretaciones de la realidad que influyen en nuestro malestar ayudará a asumir la responsabilidad ante las situaciones y modificar la manera en que nos afecta. “No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede” decía Epicteto.

“Si me preocupo por lo que pueda pasar, evitaré que pase.”

Las cuestiones que nos preocupan no son tan dramáticas como creemos. En la mayoría de ocasiones, lo que ocurre es que esta preocupación genera un estado de nerviosismo que nos impide ver la gravedad real del asunto. Por mucho tiempo que se dedique a prever lo que puede suceder, probablemente no podamos evitarlo. El malestar, entonces, comienza mucho antes de que ocurra ese hecho que tanto nos preocupa, impidiendo que se lleve a cabo una gestión . De hecho, con frecuencia estas situaciones ni siquiera llegan a darse.

“La vida debería ser fácil.”

La vida conlleva dificultades. En ocasiones, se toma la decisión de evitar aquello que resulta incómodo, pero esto trae consecuencias negativas. Solo afrontando las situaciones más desagradables aumentará la seguridad y confianza personal. La evitación nos permite sentir alivio. Esto puede ser una estrategia adecuada en determinados momentos. Sin embargo, cuando esta es la forma habitual de enfrentarse a los acontecimientos de la vida, facilita la cronificación de los problemas. De esta forma, la supuesta solución, se convierte en el problema. 

“Se debe depender de los demás y se necesita a alguien más fuerte en quien confiar.”

Como seres sociales dependemos en cierta medida de los demás. No obstante, esto no debería interferir en nuestra toma de decisiones y autonomía. Depender de los demás impide que se desarrolle confianza en uno mismo, por lo que la autoestima se ve mermada. Es importante dirigirse hacia unos valores propios y responsabilizarse de las propias decisiones. No debe confundirse esto con evitar pedir ayudar y buscar apoyo en nuestros seres queridos.

“Tu historia pasada determina de manera decisiva tu comportamiento actual y que algo que te ocurrió alguna vez y te conmocionó debe seguir afectándote indefinidamente.”

Los acontecimientos del pasado indudablemente tienen un papel fundamental en los patrones de comportamiento actuales. De hecho, probablemente aquello que hacemos hoy nos haya servido en algún momento para poder afrontar determinadas situaciones. Sin embargo, se puede trabajar para modificar aquello que a día de hoy no impide llevar una vida satisfactoria y lograr nuestros objetivos, limitando nuestra vida. 

“Uno deberá sentirse muy preocupado por los problemas y las perturbaciones de los demás.”

Involucrarnos en exceso en los problemas de los demás puede ser un signo de evitación de los propios problemas. No es nuestra responsabilidad hacernos cargo de las situaciones difíciles de los demás. De la misma manera, no es nuestro cometido cambiar a otras personas. Si nos perturban los errores ajenos, quizá sería conveniente cambiar el foco, ya que hay que respetar que cada persona tiene sus procesos y sus tiempos. 

“Existe una solución precisa, única, perfecta y correcta para los problemas.”

Pensar que se debe llegar a la solución perfecta genera expectativas desajustadas. Además suele ser una fuente de conflictos interpersonales. Utilizar términos de certezas, de verdades absolutas o de perfección se relaciona con ansiedad. Es conveniente recordar que no hay una única manera de hacer las cosas.

CREENCIAS IRRACIONALES BÁSICAS

Las creencias irracionales mencionadas pueden agruparse en 3 creencias irracionales básicas. Estas se establecen de manera rígida, son obligaciones, exigencias e imperativos que dificultan la adaptación y generan insatisfacción y sufrimiento.  

CREENCIA IRRACIONAL SOBRE UNO MISMO

Debo, bajo cualquier condición, hacer las cosas bien y merecer la aprobación de los demás por esto.

CREENCIA IRRACIONAL SOBRE LOS DEMÁS

Los demás deben ser justos y considerados conmigo en todo momento, si no lo hacen, son personas despreciables y deben recibir un castigo por ello.

CREENCIA IRRACIONAL SOBRE LA VIDA

La vida y el mundo deben ofrecerme unas condiciones buenas y fáciles, que me permitan alcanzar mis objetivos sin mucho esfuerzo. Si esto no es así no podré soportarlo y es imposible ser feliz.

CONCLUSIÓN

Identificar en nosotros mismos las creencias irracionales que condicionan nuestra vida es el primer paso para lograr modificarlas. Sin embargo, suelen estar tan arraigadas que ni siquiera nos cuestionamos eso que pensamos, sino que lo damos por válido. Es por esto, que para algunas personas no es fácil identificar estas creencias.

En esos casos puede ser de gran ayuda que un psicólogo guíe este proceso. Pensar racionalmente sobre una situación hará que disminuya la intensidad de nuestras emociones y permitirá una toma de decisiones más adecuada. De esta manera, tanto nuestros pensamientos, emociones y conductas pueden convertirse en funcionales y sanos, contribuyendo a nuestro bienestar psicológico. 

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Paula Etala

Paula Etala

Psicóloga graduada y estudiante del Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Fernando Pessoa Canarias. Psicóloga en prácticas en el Centro de Atención Psicológica Guillermo Orozco.

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