La empatía es una capacidad emocional que permite a una persona ponerse en el lugar de los demás para entender los sentimientos que están experimentando en determinadas situaciones. Dicho con otras palabras, es el sentimiento de identificarse con otra persona y compartir sus emociones. Es uno de los elementos de la inteligencia emocional junto a la autoconciencia y autorregulación emocional, la motivación y las habilidades sociales. Además, está relacionada con aspectos como la escucha activa, la comprensión, el apoyo o la conciencia social.
La empatía es diferente de la simpatía y de la compasión. La simpatía implica ser consciente de las emociones de otra persona sin necesidad de experimentarlas visceralmente. Por el contrario, la compasión suele llevar a la persona, no solo a sentir el dolor ajeno, sino también a hacer todo lo posible por aliviar su sufrimiento.
Por qué es importante la empatía
Desde que se defiende la existencia de diferentes tipos de inteligencia (lingüística, espacial, lógico-matemática, musical, etc.), muchos autores han entendido la empatía como una parte fundamental de la inteligencia interpersonal. Se trata de una capacidad que permite entender a los demás, relacionarse de manera más saludable y beneficiosa, así como asumir y respetar normas sociales. Es fundamental también para resolver conflictos de forma productiva y pacífica. Por otra parte, gracias a que nos permite comprender mejor a los demás, la empatía nos ayuda a tomar decisiones más meditadas, sin dejarnos llevar por nuestros impulsos.
Pero es un rasgo que no solo tiene beneficios en lo que se refiere a interacciones sociales. Al estar relacionada con unas mejores habilidades sociales y una mayor capacidad de resolución de problemas, también contribuye a tener una buena autoestima. Una empatía bien desarrollada nos hace personas más justas y tolerantes. Nos permite conectar mejor con los demás, y ganarnos el respeto de las personas que nos conocen.
La empatía, ¿nace o se hace?
Según los estudios, las personas no nacemos con la capacidad de la empatía. Es una habilidad interpersonal que se comienza a desarrollar en la infancia, a medida que el niño adquiere habilidades intelectuales, emocionales y sociales. Lo que se conoce como “empatía primitiva” comienza a desarrollarse en los bebés, en torno a los tres meses de edad. Tiene una función adaptativa para facilitar el vínculo afectivo con los adultos que le están cuidando.
La empatía reside en las famosas neuronas espejo, unas neuronas específicas que poseen los humanos y los primates, y que son las responsables de que seamos capaces de identificar e imitar el estado emocional de otras personas. Es una característica biológica que tiene que combinarse con una adecuada socialización para poder desarrollar un buen nivel de empatía.
Puede estar más o menos desarrollada en las personas dependiendo de sus capacidades individuales, de forma similar a los diferentes tipos de inteligencia. La ausencia de empatía puede darse por muchos factores, como abusos durante en la infancia, privación de afecto, problemas neurológicos o psicológicos. Asimismo, la carencia total de esta capacidad suele estar relacionada con algún tipo de trastorno, como la personalidad narcisista, la personalidad límite o algunos trastornos del espectro autista. En los casos más graves, la falta de empatía puede dar lugar a actos de desobediencia de las normas o el ejercicio de la violencia. Esto ocurre con la sociopatía, la psicopatía o el trastorno antisocial.
Cómo desarrollar la empatía
Como vemos, la empatía es una capacidad que, en la mayoría de los casos, se puede trabajar y desarrollar. Para ello, se pueden llevar a cabo una serie de tareas o hábitos.
Ejercitar la escucha activa
La escucha activa es una técnica de comunicación que fue descrita por el psicólogo Carl Rogers. Permite escuchar y comprender lo que nuestro interlocutor nos está diciendo, al mismo tiempo que le transmitimos que estamos entendiendo su mensaje en profundidad. Aunque parezca algo muy básico, la realidad es que a menudo, en el día a día, nos limitamos a oír, más que a escuchar y entender. La escucha activa conlleva una implicación emocional y, por lo tanto, un mayor nivel de conexión. Es posible desarrollar esta habilidad de forma consciente para lograr una mayor capacidad de empatía. Se trata de escuchar a los demás con plena atención, interiorizando lo que nos dicen, en lugar de estar pensando en lo que nosotros queremos decir a continuación.
Derrotar prejuicios
Todos tenemos preju