Miedo al FRACASO: ¿Cómo gestionarlo?

Miedo al fracaso: ¿Cómo gestionarlo?

Comparte en tus Redes!

El miedo al fracaso puede determinar la calidad de vida de una persona, y lejos de acercarla al éxito, puede resultar altamente limitante a la hora de afrontar nuevas etapas o retos vitales. Por eso, es importante identificar si lo que experimentamos es un temor normal y común a no cumplir con nuestras propias expectativas (o las ajenas), o si se trata de un miedo irracional que nos está restando capacidades.

¿Qué es el miedo al fracaso?

El miedo es una emoción adaptativa, esencial para la salud y la supervivencia. Nos ayuda a tomar decisiones rápidas en momentos de estrés, y evita que nos expongamos a situaciones de peligro. El problema surge cuando el cerebro comienza a percibir amenazas donde objetivamente no las hay. Entonces este miedo se torna irracional y se vuelve en nuestra contra, porque nos limita en muchos aspectos.

El miedo al fracaso se puede dar en diferentes ámbitos del día a día: en los estudios, en el entorno laboral, con la familia, la pareja o los amigos. Es normal que nos sentamos inquietos ante la perspectiva de fallar en algo que nos hemos propuesto conseguir, o a decepcionar a las personas que nos importan. Todos experimentamos esta suerte de angustia en algún momento, pero cuando el miedo resulta tan paralizante que se convierte en un obstáculo, conviene hacerle frente para racionalizarlo.

Este miedo intenso puede estar motivado por muchas circunstancias, y generalmente es multifactorial. Las más frecuentes son la inseguridad, la baja autoestima, la dependencia emocional, la baja tolerancia a la frustración o un mal manejo de las expectativas.

Atiquifobia: mecanismos de respuesta y síntomas

El miedo al fracaso se conoce con el nombre de atiquifobia. Se trata un miedo extremo e irracional a cometer errores, y puede generar dos tipos de respuesta ante la situación que se considera amenazante. Por un lado, se puede producir una respuesta de evitación, lo que lleva a la persona afectada a huir de situaciones relacionadas con actividades en las que se pueda producir el temido fracaso. Por el otro lado, puede darse una respuesta de sobrecompensación. Es decir, una autoexigencia ligada a un sobreesfuezo que en algunos casos supone exceder los propios límites, hasta el punto de dejar de lado otras necesidades importantes, como la salud, la familia, etc. Este último grupo de personas son mucho más propensas a padecer elevados niveles de ansiedad.

La atiquifobia puede limitarnos de muchas formas diferentes, además de tener consecuencias físicas inmediatas. Estos son algunos de los síntomas más frecuentes:

Baja autoestima

Las personas con este miedo irracional tienden a pensar que nunca son suficientes, o que no son capaces de hacer determinadas cosas. Esto provoca un profundo malestar al percibirse menos válidos que los demás.

Ansiedad

Como todos los miedos extremos y las fobias, la ansiedad está presente en estos casos. La persona afectada experimenta taquicardias, temblores, dolor de cabeza, falta de aire, sudores, hormigueo en las extremidades, presión en el pecho….

Ataques de pánico

Cuando la ansiedad alcanza su punto más elevado, se pueden producir ataques de pánico.

Bloqueos cognitivos

O lo que es lo mismo: quedarse en blanco. Esto está ligado con unos niveles elevados de ansiedad, y puede desencadenar un ataque de pánico.

No alcanzar los objetivos

El propio miedo al fracaso puede abocarnos al fracaso, al ser un gran impedimento a la hora de marcarnos retos y afrontarlos con eficacia.Incluso las personas hiperexigentes terminan fallando a causa de un permanente estado de ansiedad e insatisfacción.

Cómo gestionar el miedo al fracaso

Existen algunas técnicas que pueden ayudarnos a superarlo, o al menos a lograr que no resulte tan limitante.

Identificar de donde viene el temor

Una vez que hayamos reconocido que nuestro miedo al fracaso se ha convertido en algo patológico, el siguiente punto es profundizar y tratar de identificar el motivo exacto que genera ese miedo. ¿Eres demasiado perfeccionista? ¿Has tenido una educación excesivamente rígida? ¿Estás soportando más responsabilidades de las que te corresponden? ¿Estás tratando de demostrarle algo a alguien? Cada persona tiene sus motivaciones, y conocer las propias es hallar nuestro talón de Aquiles. A partir de ahí puede iniciarse todo el trabajo.

Asumir que no todo es blanco o negro

La vida es mucho más compleja, y admite un enorme rango de grises. Entre la perfección y el caos absoluto caben infinitas opciones. La perfección es prácticamente imposible, y ni siquiera es necesaria para ser feliz o para que los demás nos quieran y nos valoren. Lo verdaderamente importante es hacer las cosas lo mejor que se puede, sin llegar a una excesiva autoexigencia.

No pronosticar el futuro

La ansiedad derivada del miedo al fracaso está relacionada con ideas anticipatorias negativas sobre lo que va a ocurrir. Así trabajan estas emociones, cuyo objetivo es alertarnos para la huida. Por ello, conocer cómo funcionan es fundamental para desactivarlas cuando están resultando limitantes. En muchos casos generan lo que se conoce como profecía autocumplida, un proceso psicológico que hace que las expectativas sobre determinados hechos futuros aumenten la probabilidad de que dichos hechos tengan lugar.

Metas realistas

Querer abarcar más de lo que podemos gestionar nos aboca a un fracaso casi seguro, con las consecuencias para la autoestima que suele conllevar. Por lo tanto, no se trata de intentar llegar más lejos, sino de planificarnos unas metas a medida, de forma que el éxito sea más alcanzable.

Un fracaso es un fracaso

Las personas fallamos, nos equivocamos y cometemos errores, como humanos que somos. Y, de hecho, los errores son grandes enseñanzas en nuestro camino; podemos aprender mucho de ellos. Por eso, no hay que generalizar pensando que un fracaso significa que vamos a fallar también en los siguientes intentos.

Ante el miedo al fracaso: pedir ayuda

Si el miedo al fracaso se vuelve incapacitante y la situación comienza a superarnos, lo mejor es pedir ayuda a un psicoterapeuta profesional. Es una situación que se puede aprender a gestionar y controlar, siempre y cuando desarrollemos los mecanismos necesarios y tengamos las herramientas emocionales y psicológicas adecuadas.

¿Es tu caso? Si el miedo al fracaso está afectando negativamente a tu vida y tus proyectos, ponte en contacto con nosotros y comienza el cambio.

¡Haz clic para puntuar esta entrada!
(Votos: 4 Promedio: 5)
Guillermo Orozco

Guillermo Orozco

Psicólogo en Las Palmas de Gran Canaria. Graduado por la UNED y Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Autónoma de Madrid. Especialista en trastornos de ansiedad y trastornos del estado de ánimo. Experto en Terapia de Pareja y Terapia Online.

Otros artículos que podrían interesarte: