¿Qué es la ansiedad social?
El trastorno de ansiedad social, también conocido como fobia social, se caracteriza por el temor intenso e irracional a las interacciones sociales que pueden conllevar el sentirse juzgado, humillado o avergonzado.
Las personas que lo experimentan se enfrentan a un miedo profundo a situaciones cotidianas como, por ejemplo, hablar, comer o beber en público… o establecer conversaciones con desconocidos.
A pesar de ser un trastorno muy común, existen una serie de mitos asociados que contribuyen a que quienes la sufren sean estigmatizados, dificultando así su posibilidad de recuperación.
En el artículo de hoy, vamos a aclarar cuáles son estos mitos y a exponer algunas de las características principales del Trastorno de Ansiedad Social.
Mitos comunes asociados a la fobia social
Los mitos más frecuentes relacionados con este trastorno incluyen la idea de que este trastorno es simplemente una forma extrema de timidez, o es algo provocado por alguna experiencia traumática o que, sencillamente, son personas antisociales.
Desmitificar estos conceptos erróneos es una parte importante para comprender este trastorno, promover el apoyo a las personas afectadas, y proporcionar herramientas adecuadas para afrontarlo.
Mito 1: La fobia social es solo timidez
La timidez y la ansiedad social son dos conceptos diferentes que, si bien en ocasiones pueden presentar síntomas muy parecidos, no representan una misma realidad.
La timidez es una característica de la personalidad, también podría describirse como una tendencia a sentir incomodidad o inquietud en situaciones sociales, especialmente con personas desconocidas. Sin embargo, no interfiere significativamente en la vida de una persona.
Por otro lado, la ansiedad social es un trastorno psicológico que alude a un miedo irracional y paralizador que interfiere en el desempeño normal de la vida cotidiana. El individuo no sólo se siente incómodo si no que, su miedo a ser juzgado, avergonzado o humillado es tan intenso, que evita activamente las situaciones sociales, pudiéndole llevar a un aislamiento considerable y, por lo tanto, a un deterioro de su calidad de vida.
Mito 2: La ansiedad social siempre es consecuencia de una mala experiencia social
Aunque, en muchos casos, una experiencia traumática o embarazosa puede desencadenar la ansiedad social en algunas personas, no siempre es necesaria una situación extrema para desarrollar esta condición.
El trastorno de ansiedad social puede ser el resultado de una combinación de factores genéticos, biológicos y ambientales.
Por lo tanto, no es necesario haber sufrido una mala experiencia social para desarrollar esta fobia.
Mito 3: Las personas con ansiedad social son antisociales
Esta es, quizá, una de las confusiones más dañina sobre la ansiedad social. Muy al contrario a lo que se piensa, las personas con esta fobia no rechazan a la sociedad, si no que temen ser juzgadas.
De hecho, a muchas les gustaría poder participar en actividades sociales y tener relaciones personales satisfactorias. Lo que sucede es que el miedo irracional a hacer algo embarazoso es tan aplastante que terminan evitando las situaciones sociales.
La diferencia principal es que, mientras una persona antisocial (en el sentido de un trastorno antisocial de la personalidad) padece una falta de consideración hacia los demás y un patrón de desprecio constante por los derechos y sensaciones de sus semejantes, una persona con ansiedad social generalmente tiene un alto grado de consideración, a menudo excesiva, hacia cómo sus acciones pueden afectar a su entorno.
Reconociendo la Ansiedad Social:
Síntomas físicos:
Los síntomas físicos de la ansiedad social pueden variar de leves a severos y suelen surgir cuando la pers