¿Por qué cuando hay mucha gente presente, nadie ayuda a quien lo necesita? El «Efecto Espectador» o de la «Difusión de la Responsabilidad» lo explican:
El 13 de marzo de 1964 Catherine Susan Genovese, una joven de 29 años, fue acuchillada varias veces por la espalda mientras volvía a su casa del trabajo. La muchacha gritó, pero nadie acudió en su ayuda, a pesar de que se encendieron luces en varios edificios cercanos. El atacante huyó al sentirse observado mientras Catherine se arrastraba sangrando hacia su edificio. Antes de llegar a entrar y ponerse a salvo, el asesino volvió a ensañarse con ella al darse cuenta de que nadie acudía a ayudar a la joven. Mientras Catherine agonizaba, el atacante la violó y le robó 49 dólares.
Todo esto ocurrió en un barrio residencial de Queens, en Nueva York, y según narraba “The New York Times”, el terrible suceso se produjo durante 35 minutos en los que la joven fue atacada no una, sino 3 veces y, durante todo ese tiempo, los gritos de socorro de una joven agonizante no fueron suficientes para que, las 38 personas que fueron testigos, llamasen a la policía o interviniesen de alguna forma.
La vida de Kitty Genovese, que así es como era conocida esta joven, podría haberse salvado simplemente con que alguno de esos testigos hubiera hecho algo más que mirar…
¿Y tú qué habrías hecho? ¿Habrías intervenido? ¿Habrías llamado, aunque fuera, a la policía?
Investigación y repercusión del caso Kitty Genovese
La investigación posterior del caso indicó que una parte de los testigos ignoraban que se tratase de una agresión, pues creyeron se trataba de una pelea de pareja o unos amigos que salían de un bar. Según los registros oficiales, se asegura que “solamente” fueron 12 los testigos.
De cualquier modo, el caso de Kitty Genovese conmocionó a la ciudad de Nueva York y a medio mundo y dio paso a investigaciones sobre el fenómeno psicológico que se dio aquella fatídica noche. Algunos autores lo llaman “efecto espectador”, otros “difusión de la responsabilidad”, pero lo cierto es que, en algunas ocasiones, personas comunes no acuden en la ayuda de otros individuos en situaciones de emergencia.
La difusión de la responsabilidad ocurre todos los días, a nuestro alrededor
Como hemos visto, el caso de Kitty es un ejemplo muy extremo, sin embargo, todos los días estamos rodeados de escenarios en los que obviamos la ayuda que alguien pudiera necesitar. Ya estamos muy hechos a pasear entre personas sin hogar, a no socorrer a alguien que pide auxilio en la calle o a ignorar los gritos de nuestros propios vecinos en alguna riña doméstica.
Este comportamiento pasivo es tan tristemente habitual como alarmante, teniendo en cuenta que todos conocemos las escalofriantes cifras de maltrato, violación y asesinato que hay hoy en día a nuestro alrededor. Esto nos lleva a preguntarnos qué es lo que nos empuja a evadir esa responsabilidad o a cuestionarnos si, realmente, es nuestra responsabilidad.
¿Cuáles son los mecanismos que median en los procesos de decisión para ayudar o no?
Por muy raro que nos parezca, lo que llamó la atención de los psicólogos de la época, no fue el asesinato en sí, sino la reacción de los testigos que, siendo espectadores del aterrador capítulo de violencia salvaje que sufrió la pobre víctima, ninguno de los 38 hiciera absolutamente nada para socorrer a su vecina.
¿Cómo era posible que de los 38 testigos, vecinos de la víctima, individuos a los que llamaríamos “normales”, ninguno acudiera a au