El miedo al rechazo es un sentimiento habitual en la inmensa mayoría de las personas, ya que todos buscamos y necesitamos la aceptación de los demás. Este temor o inquietud está condicionada por dos aspectos que conforman la autoestima, como son la valoración personal y el autoconcepto. A menudo, cuando la autoestima es frágil, este miedo se incrementa, llegando a afectar a las relaciones y a la calidad de vida.
¿Qué es el miedo al rechazo?
Las personas tenemos miedo a ser rechazadas porque necesitamos, de forma natural, vincularnos a los demás. Ese temor puede estar dirigido solamente a los seres queridos del entorno más cercano, o incluir a personas con las que no se tiene verdadero apego, y hasta a desconocidos. Aunque todos experimentemos ese temor, podemos considerar que se convierte en algo patológico cuando se presenta la idea irracional de que no vamos a ser queridos, escuchados o aceptados por otros. Estos pensamientos pueden condicionar muchos aspectos de la vida, sobre todo en las áreas donde estén más presentes.
Como ocurre con todas las creencias que interiorizamos, esto provoca que la persona desarrolle una serie de comportamientos asociados. El miedo al rechazo hace que la persona se vuelva tan dependiente de la aprobación externa que termina censurándose a sí misma, con tal de adaptarse a lo que los demás esperan. Muchas de las cualidades y opiniones personales se ocultan para actuar según lo que se cree que puede ser más aceptado. Es decir, que la persona con un fuerte miedo al rechazo vive con una especie de disfraz o careta, en vez de revelar su personalidad libremente. Lo peor es que esta adaptación forzada no aporta seguridad y el miedo no disminuye, sino todo lo contrario, ya que se le suma el temor a que descubra que no estamos siendo auténticos. Al final, las relaciones con los demás se pueden ver muy limitadas, porque el miedo a no ser aceptado impide que los contactos sociales sean fluidos, naturales y productivos.
Cómo es una persona con miedo al rechazo
Las personas con un miedo al rechazo irracional y patológico pueden mostrar los siguientes rasgos o síntomas:
- Sienten ansiedad ante la opinión o el juicio de los demás.
- No expresan su opinión o sus intereses, sobre todo si difieren a las de las personas del entorno.
- Muestran dificultad para entender sus propias necesidades y emociones, incluso para saber qué les gusta de verdad o qué no les gusta en absoluto.
- Aunque una situación les incomode, no lo expresan abiertamente, solo por medio de una comunicación pasivo-agresiva. El malestar o la frustración nunca la muestran ante las personas que corresponde.
- No se comportan de forma natural y auténtica, sino que muestran la cara que creen que la otra persona quiere ver.
- Estos comportamientos poco naturales impiden aportar valor a las situaciones compartidas.
- Experimentan pensamientos obsesivos sobre cómo comportarse y qué decir, invirtiendo mucha energía y tiempo en planificar las interacciones sociales.
- No suelen tener habilidades para retirarse de situaciones que no les resultan placenteras.
- Están siempre pendientes del reconocimiento de los demás para poder sentirse bien con ellos mismos.
- Otorgan el poder a los demás a la hora de tomar decisiones personales.
¿Cuál es el origen?
Nuestra forma de ser y relacionarnos con el mundo está condicionada por distintos factores como la educación, la cultura, el afecto recibido en la infancia o las experiencias que vamos afrontando a lo largo de la vida. Estos hechos generan patrones emocionales y de comportamiento que determinan nuestras decisiones diarias y nuestra personalidad. Por eso, los problemas que tenemos hoy pueden haberse iniciado en etapas anteriores. Así es como surge el miedo al rechazo. Aunque es difícil establecer un origen claro, sí se pueden definir algunas situaciones que tienden a predisponernos. Estos son algunos posibles detonantes:
- Experiencias de maltrato o acoso escolar.
- Momentos de aislamiento durante la infancia o la adolescencia, bien por alguna enfermedad o por negligencia.
- Falta de referentes.
- Experiencias prolongadas donde la persona se siente infravalorada.
- Falta de aceptación en el entorno familiar.
- Rigidez mental en lo referente a normas sociales debido a una educación estricta.
- Rasgos particulares diferenciadores como el color de la piel, la orientación sexual o cualquier diferencia con respecto al grupo.
Cómo superar el miedo al rechazo
El primer paso para superar el miedo al rechazo es trabajar en la autoestima. Como veíamos al principio, la solidez d