¿Tenemos MIEDO al compromiso?

¿Tenemos miedo al compromiso?

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El miedo al compromiso implica un fuerte temor a vincularse en una relación a largo plazo. Puede afectar a otros ámbitos de la vida, pero se evidencia mucho más en las relaciones de pareja, y puede tener consecuencias negativas en las relaciones amorosas y en la vida en general.

¿Qué es el miedo al compromiso?


El miedo al compromiso es el rechazo a formalizar una relación, o a contraer obligaciones para con otras personas. Se trata de un temor irracional que se hace más presente en las relaciones de pareja. Una de las características de este problema es la incapacidad para mantener una relación a largo plazo. Aunque la persona quiera a su pareja, la ansiedad ante la perspectiva del compromiso suele provocar una serie de emociones abrumadoras, con lo que al cabo de un tiempo se produce una respuesta de huida.

Una persona puede verse frenada ante el compromiso por experiencias negativas del pasado, por la forma en la que percibe las relaciones de pareja o por patologías personales. En este último caso pueden darse motivos tan diversos como un excesivo miedo al abandono, necesidad de control, miedo a tomar una decisión equivocada, rigidez, perfeccionismo, baja tolerancia a la frustración, etc. Al tratarse de un miedo irracional, es un temor anticipatorio, que pronostica un suceso negativo que todavía no ha ocurrido. El miedo al compromiso suele estar relacionado con el temor a perder la libertad, o a ser abandonado por la persona amada y tener que pasar por un periodo de sufrimiento.

Características de las personas con miedo al compromiso

Las personas con miedo al compromiso pueden tener perfiles muy diferentes. Algunas se encierran en sí mismas y prefieren evitar tener relaciones, para no correr riesgos y no tener que afrontar ese miedo. También hay casos en los que se oculta el problema enamorándose de personas claramente incompatibles, o buscando a alguien que encaje en su exigente criterio de perfección. Esto no deja de ser una forma de autosabotaje, ya que así se liberan de la obligación de involucrarse en una relación real y sólida, y pueden colocar el problema como algo ajeno y circunstancial. A pesar de estas diferencias, sí se pueden establecer algunos rasgos en común:

  • Dificultad para tomar decisiones y temor a los cambios.
  • Dificultad para expresar y gestionar emociones y sentimientos.
  • Necesitan tenerlo todo bajo control, también a las personas de su entorno.
  • Experimentan momentos de inseguridad.
  • A veces tiene rasgos de inmadurez.
  • Son personas muy independientes que jamás querrían llegar a depender de otra persona.
  • Tienen pensamientos negativos sobre la relación, valorando más lo que se pierde que lo que le aporta.
  • Están muy orientados a lograr objetivos, y esto puede ser el motor de su vida.
  • En pareja, pueden ser controladores y posesivos, por el miedo al abandono.

Aquí hay que diferenciar entre el miedo al compromiso y la decisión personal y consciente de rechazar estar en una relación. Hay muchas personas que prefieren disfrutar de una vida sin pareja, sin que ello implique ningún tipo de miedo.

Cómo superar el miedo al compromiso

A veces cuesta identificar que existe un miedo al compromiso, y suele ocurrir tras varios intentos fallidos de relación. O bien, tras perder a una persona realmente valiosa, por esa incapacidad de dar un paso adelante y formalizar la situación con un proyecto de vida en común. Ser consciente de ello es el primer paso para superar este obstáculo mental.

Indagar en el origen del miedo

Lo primero es hacer un poco de autoanálisis para identificar qué es exactamente lo que asusta. ‘Miedo al compromiso’ es un concepto genérico, y ahora lo que queremos es reconocer dónde está el origen. Existe un miedo ante la hipotética posibilidad de tener que renunciar a algo, ¿qué es ese ‘algo’? ¿La libertad de tomar decisiones por cuenta propia? ¿La idea de llegar a necesitar a alguien? ¿La intimidad emocional? En cualquiera de los casos, las relaciones de pareja (o cualquier relación humana) son flexibles y moldeables, por lo que podría decirse que los temores responden a prejuicios basados en una idea rígida de cómo tiene que ser o comportarse una pareja.

No tener miedo a equivocarse

El miedo a un posible error hace que algunas personas ni siquiera lo intenten. Sin embargo, el error es no atreverse a intentarlo, aunque ello implique equivocarse. En este punto, influye mucho la presión social que califica una ruptura automáticamente como un fracaso, cuando realmente no es así. Experimentar vivencias y situaciones nos ayuda a crecer como personas, y como con cualquier ensayo-error, vamos mejorando en el siguiente intento. Estos mal llamados ‘fracasos’, son fundamentales para que podamos ganar recursos, aprender a gestionar emociones, y afrontar inconvenientes de cara a relaciones futuras.

Cuestionarse a uno mismo

Puede que el miedo al compromiso provenga de una herida sin cicatrizar. Cuando nos hacen daño, es normal que busquemos autoprotegernos, pero no podemos extender la culpa a todas las personas con las que nos crucemos en la vida. Puede que estemos perdiendo una oportunidad maravillosa por juzgar a alguien sin conocerle realmente, solo porque seguimos a la sombra de un evento del pasado. De hecho, las malas experiencias nos dan herramientas extras para resolver conflictos, y sabiduría para identificar cuáles son los límites adecuados.

Vivir el presente

El amor, o cualquier relación social enriquecedora, es para disfrutarlo. Está bien reflexionar sobre lo que estamos viviendo o estar pendiente de posibles comportamientos tóxicos que nos puedan dañar, pero no es saludable estar todo el rato estudiando cada detalle de la relación o del comportamiento de la otra persona. Es importante abrir la mente, fluir y disfrutar de lo que va llegando, al fin y al cabo de eso se trata la vida.

Terapia

Cuando el miedo al compromiso impide a una persona generar vínculos saludables, sólidos y con perspectivas de futuro, más allá de esa fascinación inicial del enamoramiento, es recomendable acudir a terapia para tratar el problema desde su origen. Incluso si la persona se encuentra en una relación, y siente que sus inquietudes pueden ponerla en peligro, la opción de acudir a terapia de pareja puede funcionar muy bien.

Si te identificas con algunos de los rasgos o situaciones que se han descrito y crees que el miedo al compromiso están definiendo tus relaciones, no dudes en pedir ayuda a un profesional.

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Guillermo Orozco

Guillermo Orozco

Psicólogo en Las Palmas de Gran Canaria. Graduado por la UNED y Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Autónoma de Madrid. Especialista en trastornos de ansiedad y trastornos del estado de ánimo. Experto en Terapia de Pareja y Terapia Online.

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