¿Te has sentido alguna vez atrapado por la ansiedad, sin saber cómo actuar? Cuando la ansiedad aparece, es fácil caer en comportamientos que, sin darte cuenta, pueden empeorarla. La ansiedad es una respuesta normal ante situaciones estresantes, pero cuando se vuelve constante y abrumadora, puede limitar tu vida. En este artículo vamos a explorar 10 errores comunes que las personas cometen cuando sufren ansiedad, y por qué evitarlos puede ayudarte a sentirte mejor.
1. No evites tus miedos
Una de las respuestas más naturales a la ansiedad es evitar las situaciones que la provocan. Sin embargo, esta evitación solo sirve para aumentar el problema a largo plazo. Evitar aquello que te causa ansiedad puede aliviarte momentáneamente, pero refuerza el miedo y crea un ciclo donde la ansiedad se agrava.
Es como estar en una habitación con una pequeña gotera: si ignoras la gotera, esta no desaparece, solo empeora hasta inundar todo. La clave está en enfrentarte a esas situaciones de manera gradual. Por ejemplo, si tienes ansiedad social, en lugar de evitar las reuniones, podrías empezar asistiendo a pequeños encuentros, poco a poco. Esta técnica, conocida como exposición gradual, es muy utilizada en la terapia cognitivo-conductual (TCC) y ha demostrado ser efectiva para reducir el miedo.
2. No te automediques
Muchas personas recurren al alcohol, las drogas o incluso el exceso de cafeína para calmar los nervios, pensando que pueden reducir su ansiedad. Sin embargo, estas sustancias solo empeoran la situación. Aunque puedan proporcionar un alivio temporal, lo único que hacen es agravar los síntomas de ansiedad a largo plazo.
Por ejemplo, el alcohol puede tener un efecto sedante al principio, pero cuando el efecto desaparece, la ansiedad puede reaparecer con más fuerza. Además, estas sustancias pueden generar dependencia, lo que añade un nuevo problema al que enfrentar. Es fundamental buscar otras formas saludables de lidiar con la ansiedad, como técnicas de respiración, meditación o terapia psicológica.
3. No te aísles
Cuando la ansiedad golpea, muchas personas tienden a aislarse, creyendo que el contacto con otras personas solo empeorará las cosas. Sin embargo, el aislamiento es uno de los mayores enemigos de la ansiedad. Cuando te aíslas, dejas que los pensamientos negativos tomen el control, y la falta de apoyo social solo intensifica el malestar.
Rodéate de personas que te brinden apoyo. No necesitas contar todos los detalles de lo que sientes, pero simplemente estar en compañía de amigos o familiares puede ayudarte a salir de la espiral de pensamientos ansiosos. La conexión social es uno de los pilares del bienestar emocional.
4. No rumies constantemente tus pensamientos
La rumiación es ese proceso de pensar una y otra vez sobre las mismas preocupaciones sin encontrar una solución. Es como dar vueltas en una rueda sin llegar a ninguna parte. Este hábito no solo aumenta la ansiedad, sino que también contribuye a otros problemas como la depresión.
Para contrarrestar la rumiación, es importante aprender a identificar esos pensamientos repetitivos y detenerlos antes de que tomen el control. Una técnica útil es la reestructuración cognitiva, que consiste en cuestionar esos pensamientos negativos y reemplazarlos por otros más realistas. Por ejemplo, si te dices a ti mismo «nunca seré capaz de manejar esto», puedes preguntarte: «¿Hay evidencia de que esto sea cierto?».
5. No ignores tu cuerpo
La ansiedad no solo afecta la mente, sino también el cuerpo. Muchas veces, cuando estamos ansiosos, ignoramos las señales que nos da nuestro cuerpo: tensión muscular, dolores de cabeza, fatiga, entre otros. Ignorar estos síntomas solo agrava la situación.
Es fundamental prestar atención a tu bienestar físico. Actividades como el ejercicio regular, la práctica de técnicas de respiración profunda o la relajación muscular progresiva pueden ayudarte a reducir los niveles de ansiedad. Recuerda que cuerpo y mente están conectados: cuidar de tu cuerpo también es cuidar de tu mente.
6. No te fuerces a ocultar tu ansiedad
A veces, en un intento de parecer fuertes o evitar preocupar a los demás, intentamos ocultar nuestros síntomas de ansiedad. Sin embargo, esto solo añade más presión y aumenta el estrés. Fingir que todo está bien cuando no lo está no te ayuda a lidiar con la ansiedad, solo la reprime, lo que puede hacer que, en algún momento, explote.
Aceptar que tienes ansiedad es el primer paso para poder manejarla. No hay nada de malo en reconocer que estás ansioso, y compartirlo con alguien de confianza puede ser liberador. Además, aceptar tu ansiedad te permite empezar a trabajar en ella de manera más efectiva.